«Tanto embuste de Feijóo debería ser causa de inhabilitación porque es la peor forma de corrupción»

D. DOMÍNGUEZ – SANTIAGO Xosé Manuel Beiras regresa al Parlamento al frente de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) con la intención de ser corriente de transmisión de las inquietudes ciudadanas, pero también con el discurso antisistémico y arisco con Feijóo y el PP por bandera, a quienes comparó con los guardianes de la dictadura franquista. «Mírense en el espejo, ustedes son el franquismo, pero sin Franco, incluidos quienes les aplauden a cada poco, solo les falta decir ¡Franco! ¡Franco!», espetó.

La puesta en escena de Beiras eclipsó a toda la oposición casi con el fulgor de su melena canosa. Su discurso tomó forma de bomba de racimo con varias perlas. Acusó a Feijóo y al PP de «violar la Constitución» y gobernar contra la «mayoría social» y vaticinó una revuelta cívica. «La gente los va a situar en estado de sitio y van a salir por piernas», vociferó tras denunciar el «expolio» de los recursos gallegos con una política económica dictada por un «fascismo financiero» que genera «violencia».

No se quedó ahí en su intervención, en la que acusó a Feijóo de ser «la antítesis de la ética», por lo que pidió su salida de facto de la política. «Tanto embuste debería ser causa de inhabilitación porque es la peor forma de corrupción», le espetó el histórico dirigente nacionalista, que tendió puentes con su antigua formación, el BNG, e incluso se mostró cariñoso con el portavoz de este, Francisco Jorquera. «Comparto su argumentario», deslizó en una intervención que comenzó leyendo el poema A xustiza pola man de Rosalía, que versa de la violencia machista como la que, dijo, sufre una Galicia que con el PP «está domada y castrada».

El líder de AGE no solo fue quien más interrupciones produjo en el Parlamento, sino que avasalló al hemiciclo con sus enciclopédicas referencias históricas, poniendo incluso sobre la mesa la necesidad de potenciar las parroquias. Pero su objetivo era Feijóo y denunciar las políticas de la troika y sus representantes, a los que denominó «perros entrenados para matar» de una «Gestapo mundial».

Además, despreció la intervención de Feijóo por convertir el Parlamento en una «cámara de gas», algo que luego definió como «de tortura» y anunció batalla. «Lucharemos contra ustedes con todas nuestras fuerzas con la palabra y la acción democrática, dentro y fuera de la Cámara», advirtió. Además, protagonizó un encontronazo con el popular Pedro Puy después de acusar al PP de «narcotizar» a sus electores y así ganar las elecciones.

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