LA ESTATUA
Una mujer está en la cama con su amante cuando oye al marido llegar.
– ¡Vamos! Le dice al amante. ¡Rápido, quédate de pie allí en la esquina!
Rápidamente cubre el cuerpo del amante con aceite y lo salpica con talco por encima y le dice:
– ¡No te muevas hasta que yo te diga! Finge que eres una estatua. Yo vi una igualita en casa de los Almeida.
El marido llega y pregunta:
– ¿Qué es esto?
Ella fingiendo naturalidad contesta:
– ¿Eso? ¡Ah! Es sólo una estatua. Los Almeida colocaron una en su cuarto y me gustó tanto que compré una igual.
No se habló más de la estatua. A las 2 de la madrugada, la mujer está durmiendo y el marido todavía está viendo la TV. De repente se levanta, camina hasta la cocina, prepara un sándwich, agarra una lata de cerveza y va para el cuarto. Allí, se dirige a la estatua y le dice:
– ¡Toma, come y bebe algo, cabrón! Yo me quedé dos días como un idiota en el cuarto de los Almeida y ni un vaso de agua me ofrecieron.