CÓMO MORIR EN CASA SIN SABERLO

Sabéis que se habla mucho de los campos electromagnéticos y su influencia en la salud, y sabéis también que el debate público da síntomas preocupantes de no resolver nada, porque las compañías interesadas siempre están dispuestas a sacarse de la manga un informe donde se desmiente todo. Su fase favorita es “no está demostrado”. Para ellos el principio de precaución no cuenta.

Escribo esto acosado por un montón de ondas wifi. He cambiado el dormitorio donde duermo porque me di cuenta de que la cama estaba arrasada por el cien por cien de la señal del vecino, pero aún y así me es imposible estar en mi propio territorio, ni en el salón ni en la cocina ni en ningún rincón, sin que esas ondas me crucen continuamente. Y no una, muchas.

En los países realmente cultos, entre los que no se cuenta el nuestro, las redes wifi y otros milagros de la tecnología están empezando a desmontarse y se han prohibido en ciertos edificios que podríamos considerar simbólicos, como la Biblioteca Nacional de Francia. El motivo es su peligro potencial para la salud. Leí todo esto es un  libro recién publicado llamado LA SALUD QUE VIENE. Por eso no me sorprendí cuando una concejala del Ayuntamiento de Oliva me comentaba hace poco que los empleados de un nuevo edificio de oficinas municipales estaban empezando a presentar síntomas de una enfermedad desconocida, un vacío de grasa en el muslo. Ja, pensé. Es cierto. El mismo libro denuncia que eso está pasando masivamente en edificios inteligentes de multinacionales muy importantes en Madrid y Barcelona. Aparece en el muslo una hemiesfera vacía de grasa. Dos o tres meses de baja y el tejido se recupera, pero en el puesto de trabajo está sufriendo una agresión ¿Por qué? Nadie lo sabe.

Hace ya tiempo que compré un medidor de campos magnéticos para enterarme de qué es lo que me rodea y conocer su riesgo. Los resultados son bestiales y creo que es bueno que los comparta con vosotros.

Veamos… muchos saben que la Tierra es una esfera que no deja de girar. Resulta sorprendente que todo cuerpo que gira rápidamente genera un campo electrómagnético a su alrededor. Esto le pasa tanto a la Tierra como a las ruedas de mi bicileta. Así que todos vivimos bajo el campo electromagnético terrestre, al que se supone pacífico e inocuo. Estos campos se miden en gauss y teslas. Mi preferidos son los gauss. La tierra genera un campo de 0,2 miligauss que no hace daño a nadie. Es lo que recoge mi medidor en la playa, donde no hay perturbaciones procedentes de ningún aparato.  Mi bici también la he medido en marcha y doy fe de que produce radiación.

Parece ser que las radiaciones producen cáncer y otras enfermedades mediante un procedimiento indirecto, al suprimir la elaboración de melatonina en la glándula pineal. La melatonina es una hormona que regula otras hormonas y que muchos toman por boca como elixir de juventud porque es el antioxidante más potente que se conoce. Al perder su protección, supuestamente el cuerpo queda más expuesto a las agresiones medioambientales.

En cualquier caso, el límite de radiación que se considera tolerable es de 2 miligauss. Más allá de esa medida, la exposición es peligrosa.

Digamos que siempre o casi siempre te puedes retirar de una fuente de radiación, como el microondas. A veces es algo más complicado, como sucede con la cocina de inducción. Estamos dándole vuelta a las patatas fritas sin saber que también nosotros nos estamos friendo.

Os pongo aquí unas fotos de las mediciones que he hecho el otro día. Una plancha eléctrica para cocinar:  17 miligauss (la propuesta es doble: retiraos de la plancha (no importa la marca comercial) y probad a cocinar así las berenjenas).

 La campana extractora: 86 miligauss.

 Un aparato de música conectado a la red eléctrica pero sin encender, es decir, con el botón OFF activado: 17 miligauss.

 

Es muy curioso que los ordenadores prácticamente no desprenden radiación y  bastante dramático que el coche es una fuente de la que no nos podemos apartar. El campo magnético se incrementa con la velocidad, así que ya conocéis un nuevo motivo para conducir con moderación. Por cierto, el coche eléctrico será una maravilla para el medio ambiente, pero habrá que sentarse dentro y comprobar el baño de campos electromagnéticos que sufrirán el conductor y sus acompañantes. O muere el medio ambiente con los combustibles fósiles o mueren (quizá) los usuarios con el nuevo invento. Es posible que esa tecnología se quede anticuada incluso antes de nacer.

Aquí tenéis lo que dice el medidor de mi coche a 120 km/por hora: 50 miligauss. Bastante peligroso pero esto no es un microondas del que te puedes retirar.

 Producen radiación los transformadores de  corriente (incluyendo el cuadro eléctrico de casa), las calderas de gas, los cebadores de la luz fluorescente y muchas cosas más. Si alguien tiene alguna consulta posiblemente la pueda resolver a distancia.

José Ortega

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